ASAJA Alicante ha alertado de que el extremo calor producido en marzo, con picos de temperaturas de hasta 30 grados, afectará a la cantidad y calidad de las naranjas y mandarinas de la próxima campaña. A esto se le suma la falta de precipitaciones que no ha hecho más que agravarlo más.
La floración de los naranjos ha sido demasiado débil debido a la sequía de marzo
La organización agraria explica que el clima húmedo y fresco del inicio de la primavera es lo que propicia la correcta floración en los cítricos. Por ello, la singularidad climatológica de este año (la sequía de marzo y la falta de lluvia) ha provocado que la floración de los naranjos fuese demasiado débil, presagio de una cosecha pobre de naranjas.
En cambio, el mes de mayo ha estado marcado por un descenso térmico y abundantes precipitaciones que ha llevado a los árboles a comportarse como si fuera primavera, volviendo a brotar y florecer. ASAJA Alicante asegura que, como consecuencia de esta alteración en la floración de los árboles, habrá una reducción de la producción y una peor calidad de los cítricos, sobre todo de las naranjas.
ASAJA Alicante, José Vicente Andreu, afirma “las variaciones climáticas experimentadas en lo que llevamos de año están afectando al sector primario, a una actividad sin tejado ni techo, expuesta a todo tipo de inclemencias”.
Reclama ayudas directas para hacer frente a las adversidades climatológicas
La asociación explica que las flores en todo su esplendor pueden caerse cuando estemos a 40 grados durante dos o tres días seguidos, de manera que, estas producirán fruta de muy baja calidad, no apta para el consumo en fresco y sin valor económico para el agricultor.
Además, manifiesta que las lluvias torrenciales, olas de calor, plagas derivadas de las nuevas condiciones climáticas, heladas primaverales y sequías prolongadas están repercutiendo seriamente en las explotaciones agrícolas, “sobre todo porque no tenemos herramientas para poder defendernos; el Agroseguro tiene menos coberturas”. Asimismo, reclama a las Administraciones una mayor implicación en la planificación de estos fenómenos, así como la concesión de ayudas directas que permitan a los agricultores continuar produciendo alimentos a pesar de la adversidad y poder seguir llevando a cabo su actividad.