Durante las últimas semanas, estamos viendo cómo la guerra Ucrania-Rusia está teniendo, además de numerosos heridos y muertos, un efecto negativo en la economía global. También está agravando la situación en el sector agrícola pese a no ser socios en las exportaciones.
Ucrania es uno de los principales productores de cereales, alimento indispensable tanto para la alimentación humana como para el pienso de animales. Eso sumado a las subidas de precio en energías y a los problemas que arrastra la agricultura desde hace años, propician una situación ya insostenible.
Principales consecuencias de este conflicto
Como decimos, a nivel económico estamos viendo repercusiones significativas en los mercados globales de la energía, los mercados financieros y los productos agrícolas. A las graves consecuencias de la pérdida de vidas humanas, hay que añadir los efectos en la economía europea y mundial.
España, que es deficitaria en cereales, importa anualmente casi el 30% del maíz que necesita de Ucrania. De hecho, en la campaña 2020/2021 Ucrania fue el segundo proveedor de maíz de España, por detrás de Brasil con una media anual de 2,7 millones de toneladas. Además, el 62% de las compras en el exterior de aceite de girasol también proceden de Ucrania, así como el 17% del trigo, el 31% de las tortas de aceites vegetales y el 15,4% de leguminosas grano.
Por otro lado, Rusia es el país abastecedor de energía en el mercado internacional. Casi el 5% de petróleo que importa España procede de Rusia, mientras que el 46% del gas que necesitamos los países miembros de la UE también viene desde Rusia.
La falta de todas estas importaciones, de medios de producción básicos como abonos y fertilizantes, así como el impacto energético consecuencia de esta crisis bélica está afectando a los costes de producción, que ya estaban multiplicándose por dos y por tres a raíz de la pandemia de la Covid-19.
Sube la inflación en Occidente
Los problemas geopolíticos del mercado internacional ya los estamos viendo desde hace tiempo. La principal consecuencia para el sector agrícola de esta guerra está siendo la subida de los precios de las materias primas. Que se suma a una carestía que arrastran los cereales a nivel global desde hace tiempo.
Desde hace varios meses, la inflación en Occidente no deja de aumentar y en España alcanzó en el mes de febrero un 7,4%, 1,3 puntos superior a la del mes anterior, siendo la inflación acumulada en 2022 el 0,2%. Esto es debido principalmente al incremento de los precios del gas y la dependencia energética.
No sabemos cuánto tiempo durará este conflicto armado, lo que sí sabemos es que la situación es insostenible para la economía global en general y para el sector agrícola en particular, uno de los más castigados por la subida de precios hasta el momento.