
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) alerta del grave problema medioambiental que podría producirse en el parque natural de La Albufera. Todo ello, como consecuencia del retraso burocrático de los permisos por parte de la Conselleria de Agricultura y de los ayuntamientos para la quema de la paja del arroz.
La quema excepcional de la paja se realiza en parcelas con afección de pyricularia, anoxia o cucat
La organización agraria teme que las lluvias, tal como ha sucedido en campañas anteriores, pudran la paja depositada en los campos tras la siega. De ser así, provocaría la aparición de aguas negras sin oxígeno, la emisión de malos olores y metano y una elevada mortandad de peces.
Según el acuerdo entre el gobierno valenciano y las entidades representativas del sector arrocero, los agricultores deben realizar una serie de prácticas culturales, como parte del Plan de Gestión de la Paja. En estas, se incluyen el fangueo, el picado/escampado y la recogida de la paja en función de la zona y el año.
Además, en caso de que las parcelas presenten una notable afección de pyricularia, anoxia o cucat, de manera excepcional, se autoriza la quema de la paja.
Decenas de agricultores han presentado sus solicitudes para proceder a la quema de la paja del arroz
A medida que avanzaba la siega, decenas de agricultores han ido presentando las solicitudes pertinentes ante los Consejos Agrarios Locales para la incineración de la paja. No obstante, pero no han podido realizarlas porque, después de varias semanas, aún no han recibido las autorizaciones.
Desde AVA-ASAJA, explican que, este retraso administrativo puede provocar graves problemas. Por una parte, a nivel agronómico, los productores de arroz sufrirán en la próxima campaña, nuevas pérdidas de productividad al no poder haber eliminado los patógenos que sobreviven en el terreno. Y, por otra, a nivel medioambiental, el parque natural se arriesga a volver a sufrir un nuevo desastre ecológico. Derivado en la aparición de aguas negras sin oxígeno, con los malos olores y la mortandad de flora y fauna que ello comporta.