Ya hemos hablado en otras ocasiones de los múltiples beneficios que tiene para a salud el consumo de aceite de oliva virgen extra (AOVE). Entre los principales, se encuentran que ayuda a controlar el colesterol al eliminar los excesos de colesterol malo del organismo, que fortalece el sistema inmunológico gracias a los antioxidantes y otros nutrientes que contiene o que protege la memoria y la capacidad de aprendizaje gracias a las grasas saludables monoinsaturadas.
Las autoridades sanitarias recomiendan una cucharada y media diaria de aceite de oliva
Se trata de uno de los alimentos más saludables que existen, por lo que no es de extrañar que diversos estudios nutricionales evidencien de la necesidad de su consumo habitual, aunque también moderado. Antonio Escribano, catedrático de Nutrición Deportiva y especialista en endocrinología, nutrición y medicina para la Educación Física y el Deporte, manifiesta que: “es una grasa necesaria de consumir, ya que sus componentes añadidos hacen que su valor se multiplique y que la dieta se enriquezca más”.
Ahora bien, profesionales de la salud y la nutrición, han advertido de que su consumo es beneficioso pero que es una cuestión de equilibrio. Hasta ahora, las autoridades sanitarias, como por ejemplo la Unión Europea, establecían un consumo mínimo de 20 gramos de aceites de oliva a diario. Esa es la cantidad a partir de la cual nos aporta los efectos antioxidantes naturales (polifenoles). Esta medida vendría a ser una cucharada y media (unos 22 mililitros).
Estudios recientes determinan que la cantidad diaria que debemos consumir es de 3 o 4 cucharadas
Los investigadores del estudio PREDIMED, en el que participaron unas 7.500 personas, determinaron que los participantes que siguieron una dieta rica en aceites de oliva virgen extra durante años tenían menos riesgo de padecer diabetes, su presión arterial era mucho más baja, presentaban menos cuadros de depresión y, tenían menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Para la realización de este estudio, se hizo una comparativa con otro grupo que siguió una dieta sana, pero baja en grasas.
Por otro lado, el estudio CordioPrev, cuyos resultados fueron publicados en 2022 en la revista The Lancet, confirmaban que, tras una media de 7 años, los participantes que habían sufrido un infarto y siguieron una dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen extra, experimentaron una reducción de un 28% menos de recaídas en su enfermedad.
A los participantes en ambos proyectos se les recomendó un consumo diario de 40 a 50 mililitros de aceite de oliva virgen extra, entre tres y cuatro cucharadas soperas. Esta podría ser la cantidad óptima, acompañada de una dieta equilibrada y ejercicio.
